DANIEL SALMORAL.- En los días posteriores a la elección nacional, en la provincia hubo definiciones contundentes que adelantan cómo quedará conformado el tablero político para 2023.
En nuestra columna de análisis político del fin de semana pasado, (El tiempo político que viene), decíamos que el gobernador Gustavo Sáenz debía dar forma definitiva a lo que viene anunciando respecto de conformar un movimiento provincial que contenga a los partidos y agrupaciones que lo vienen acompañando desde el año 2015, para alejarse así de los tironeos a los que los gobernantes de provincias y municipios se ven sometidos desde el gobierno nacional, sea quien sea el inquilino de la Casa Rosada.
La famosa grieta que ocasiona terribles problemas no a los dirigentes políticos sino a los ciudadanos de a pie, tuvo y tiene a mal traer a quienes deben gobernar y atender los problemas de su gente, los obliga, según el color político del presidente de turno, a establecer relaciones muchas veces cargadas de cinismo pero que resultan inevitables sino quieren quedar marginados del reparto de asistencia financiera, además de recursos para llevar adelante obras de infraestructura tantas veces postergadas.
En el caso de Gustavo Sáenz, cuando era intendente capitalino, le tocó lidiar con el gobierno de Mauricio Macri de Cambiemos, y ahora que es gobernador provincial con Alberto Fernández, del Frente de Todos.
A raíz de eso y por las buenas relaciones que llevó adelante con Macri, sus adversarios en la provincia lo tildaron de macrista. Ahora, que tiene que hacer lo mismo con Fernández, desde el Grand Bourg, algunos lo tienen por kirchnerista.
¿Pero, qué es el Gobernador de Salta?, ¿Macrista?; ¿ De Cambiemos?; ¿Albertista, kirchnerista?…
En reiteradas oportunidades, Sáenz afirmó que por sobre etiquetas que quieran pegarle, él es el gobernador de todos los salteños y su primera obligación es hacer lo necesario para traer recursos, obras, viviendas y lo que haga falta para tener una mayor coparticipación y conseguir las ayudas extras, como los ATN, que siempre desde los gobiernos nacionales, cualquiera sea su signo político, se manejan con absoluta y odiosa discrecionalidad.
«Siempre gobernadores e intendentes debieron peregrinar a la Meca y postrarse ante los burócratas de turno para conseguir alguna ayuda extra para poder realizar obras imprescindibles para sus provincias o municipios como si fueran mendigos, a causa que este país sólo es federal en lo declamativo pero en los hechos es absolutamente unitario y el que maneja los recursos con pasmosa arbitrariedad es el presidente/a», le comentó a este Portal un ex ministro provincial ya retirado de la actividad política.
«A mí me tocó sufrir destratos y más de una vez estuve a punto de echar a la mierda a algún funcionario de cuarta línea por la burocracia que le ponía a su tarea, aún cuando lo que iba a buscar ya había sido hablado entre el Gobernador y el Presidente, y él lo único que debía hacer era instrumentarlo», confesó al Portal café de por medio.
Lo vivido por este ex ministro salteño, es indudablemente una constante desde Nación más allá de la pertenencia política del jefe de Estado ocasional.
A eso es a lo que se refería Sáenz, cuando hablaba de la necesidad de recrear un movimiento provincial que se pare ante Nación y el Presidente ocasional, para exigirle con fuerza y «poder de fuego», lo que la provincia necesita.
Ricardo Villada, el ministro de gobierno provincial, ratificó en exclusiva en el programa «7 PM» en la semana, que lo planteado en la columna se hará realidad en los días venideros.
«Antes de fin de año estará conformado el nuevo movimiento político que conducirá Gustavo Sáenz en Salta», adelantó el ministro político en la entrevista y agregó que «el Gobernador ha manifestado más de una vez que las peleas del centro del país entre macristas y kirchneristas no favorecen en nada a los salteños, por eso tomó la decisión de crear este nuevo movimiento provincial que aglutinará a los sectores que lo vienen acompañando desde 2015 y a otras, en una concertación que nuclee esas expresiones políticas y a sus dirigentes, que han manifestado su compromiso para trabajar por la provincia y no quedarse en discusiones estériles y disputas que son solamente de interés para los porteños o los bonaerenses».
Sus declaraciones, que rápidamente recorrieron el espinel político no solo provincial sino regional y nacional también, generaron respuestas favorables por parte de dirigentes de partidos que vienen acompañando al Gobernador en su marcha política desde hace seis años como, Frida Fonseca, secretaria política de la Municipalidad de Salta, quien le dijo a «7 PM» que «seguramente el espacio que lidera Bettina Romero (Salta nos Une) acompañará este movimiento político amplio que propone Gustavo Sáenz».
Lo dicho por la funcionaria municipal, luego fue ratificado por el senador nacional, Juan Carlos Romero, quien afirmó este viernes en el programa político vespertino de FM Pacífico: «en buena hora que el Gobernador lidere un frente político provincial que significa juntar fuerzas para plantarse ante el gobierno nacional, algo que Sáenz (Gustavo) ya hizo alguna vez. Nosotros estamos en ese frente y en la medida en que se respeten los acuerdos, seguiremos estando allí», dando de esta forma un apoyo contundente a la idea de Sáenz de poner en marcha en Salta una estructura política de características similares a lo que es el «Movimiento Popular Neuquino», espacio que lidera desde hace décadas la familia Sapag en la provincia sureña.
El resto de los socios políticos del gobernador, desde distintos partidos y tiendas a los que consultó el Portal, se mostraron entusiasmados con la idea que finalmente, de acuerdo a lo dicho por Villada, se materializará en cuestión de semanas.
«Por fin Gustavo (Sáenz) tomó la decisión de hacerlo. Tenemos que dejar de estar pendientes del color político del Presidente de turno. A esto lo vivieron todos los gobernantes y hay que decirle basta. El Gobernador ya sabe que estaremos formando parte de este movimiento provincial», afirmó uno de ellos.
De esta forma, el tablero político provincial se modificará sustancialmente ya que un relevamiento rápido indica que: el kirchnerismo; un sector del PRO; un sector de la UCR; un sector del PJ y la izquierda, serían quienes quedarían afuera del tinglado «gustavista», mientras el resto, incluidos algunos dirigentes que emigraron de sus partidos originales y ahora se mueven como «rōnin» pero no quieren quedar marginados de la vida política, también se sumarán a esta novel expresión política salteña.
Desde la oposición, relativizan la jugada política y afirman que quienes quieran darse de «libre pensadores» y no cierren lazos con alguno de los partidos o frentes, no tienen futuro.
«Tienes que estar en algún frente nacional, de lo contrario quedarás al margen y la gente, en este caso los salteños, pagarán las consecuencias de estas bravuconadas», dijo a modo de advertencia un referente del Frente de Todos.
Más allá de eso, desde las huestes de Sáenz sostienen que la decisión está tomada y ya se ultiman detalles para hacer la presentación del nuevo movimiento que significará un cambio profundo en la política salteña.
El objetivo, reafirman, es poner a Salta por encima de cualquier especulación política. Los tres diputados electos el domingo pasado, Emiliano Estrada, Pamela Caletti y Carlos Zapata, el lunes visitaron al gobernador Sáenz y le hicieron saber que trabajaran por la provincia dejando de lado sus diferencias.
Entonces, solo queda saber cómo se acomodará la oposición, sobre todo el kirchnerismo, que está atomizado y sin un liderazgo claro.
La gran elección de 2023 exigirá posiciones y propuestas claras.
Salta tendrá una nueva expresión política y quedará por ver si la ciudadanía la acompañará mayoritariamente.
Hasta ahora y desde 2015, Sáenz viene ganando todas las elecciones que hubo, y eso alienta a iniciar, como dijimos en nuestra columna de la semana pasada, este movimiento que marcará un nuevo tiempo político en Salta.
Cómo le vaya en en el futuro dependerá de varios factores pero el principal, será ver si el primer mandatario logra conservar su liderazgo y si a la cancha no saltan nuevos jugadores dispuestos a desplazarlo de ese lugar especial que ocupa hace ya seis largos años.
