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Abran PASO: llega Milei para romper todo – Por: Carlos M. Reymundo Roberts

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Algunos ocurrentes ya hablan del dólar 1000ei.

DANIEL SALMORAL.- El país venía muy complicado, y por suerte se acomodó con las PASO; un pequeño paso para Patricia, un gran paso para la humanidad de Milei. Antes de ir a votar la situación era extraña porque no teníamos presidente ni vice, que sigue siendo buscada por fuerzas de tierra, agua y aire; con Alberto resultó más fácil: fue encontrado por una brigada de colchones Simmons. Ahora el cuadro luce más claro: ya tampoco tenemos ministro de Economía, y el ganador del domingo dijo que viene a romper todo; empezando por los científicos, que, como es sabido, son unos vagos que no tienen ningún papel en esta era de la economía del conocimiento.

La ausencia de los prohombres Alberto y Massita, y de la promujer Cristina, es compensada por un dólar robusto que desarrolla su agenda al margen de los extravíos institucionales y políticos. Algunos ocurrentes ya hablan del dólar 1000ei. Si es cierto que cada suba del blue le lleva votos al exótico Javier, entonces deberíamos levantarle los brazos y ponerle el cinturón de campeón. Todo es así de rápido. La Argentina se va configurando según la hipótesis de los cinco minutos del filósofo Bertrand Russell, invertida. No hay certeza, decía, de que el mundo no haya empezado a existir hace cinco minutos. Pues bien, acá no tenemos ninguna seguridad de seguir existiendo en los próximos cinco. Puede ocurrir que en ese suspiro Alberto cargue en un helicóptero a Fabiola, Francisco y Dylan y se mande mudar; puede que Cristina, en un tuit desde Cuba, diga que muere de ganas de asumir, pero se lo impide la maldita proscripción; puede también que Massita se exilie en Tigre (perdón, chambonada mía: ya no sería en Tigre). Ante la defección de los buenos, caeríamos en manos de la Asamblea Legislativa; digamos, el pleno de la casta. La casta elegiría al diputado más votado de las PASO, Milei. Esto se va poniendo divertido.

Cinco minutos parece ser el margen de tiempo en que están pasando las cosas. En esa fracción nos enteramos de que un tipo que se propone cerrar todas las escuelas y hospitales públicos había arrasado en las villas. En cinco, Patricia lloró su discurso triunfal y Horacio juró que con Patricia no hay diferencia alguna; a Macri, que vive de jet lag en jet lag, el día le corre y cinco segundos le alcanzaron para darles la espalda a Pato y a Horacio, su forma tana de gritar que sigue siendo el jefe; cinco minutos tardó Alberto en felicitar al país por la jornada electoral en la que su gobierno y su partido habían sido sentenciados, y otros tantos le llevó servirse una copa y echarse a ver una serie; en cinco, o menos, el blue saltó de 500 a 800. El único que está fuera de escala es Kicillof, que clavó un discurso leído de 20 minutos; lógico: no es sencillo distinguir entre la academia y un búnker en el que todavía se cuentan los votos. ¿Cuál fue la reacción de Cristina ante la debacle electoral a la que acababa de llevar al peronismo, que por primera vez en su historia no figuraba ni primero ni segundo? “Bueno, me tomo cinco minutos y me tomo un té”.

Massita está haciendo las valijas… ¡Perdón otra vez! Pésima manera de empezar la frase. Va de vuelta. Massita está preparando un bolso para ir a Washington, de donde volverá con algunos dólares del FMI; no sin antes, claro, vivir momentos de oprobio; el mayor de ellos: lo harán esperar en una salita con la excusa de que están en videoconferencia con Milei. Alguna vez conté que tengo una tremenda fuente en el FMI; una sola, pero con mercadería de primera calidad. Ayer le pregunté qué tenían para hablar con Massita cuando se vean la semana próxima. Me contó que lo van a recibir así: “Hola, Sergio, ¿qué te trae por acá? ¿Todavía no renunciaste? Mirá, antes de las PASO, los resultados de tu gestión como ministro atentaban contra tu candidatura; después, el resultado del candidato dejó fuera de juego al ministro”. Desalmados: lo obligaron a un tarifazo y a devaluar, y ahora le tiran las urnas encima. Peor: le tiran a Milei, que ya hizo saber a esos burócratas que su ajuste va a ser salvaje en serio: “Nada que ver con las pavadas de mi buen amigo Sergio”. ¿Vuelve Massita de Washington y pega el portazo? En una reunión con su equipo de campaña, esta semana, sorprendió a todos al afirmar que en realidad lo del domingo fue un triple empate. “Como suele decirse, las PASO son una gran encuesta, y la diferencia entre los tres está dentro del margen de error de las encuestas”. Fabuloso pase de magia para demostrar que sigue en carrera. Bien hecho, Sergio: la esperanza es lo último que se pierde; antes se pierden los precios, la magia y las PASO.

De Alberto comentan que suele deambular en modo zombi por los jardines de Olivos. Anteayer se desahogó con Fabiola. “Me tocó padecer las siete plagas de Egipto: la deuda de Macri, pandemia, guerra, sequía y, ahora, esta espantosa tormenta”. Fabiola lo corrigió: las plagas de Egipto son diez, e incluso para llegar a siete le faltaban dos.

“Ah, es cierto, me olvidé de dos: Cristina y Massa”.

Fuente: La Nación