El paro cegetista dejó en evidencia que los «Gordos» convocan cada vez menos. Hay políticos/as que solo convencen a una cada vez más reducida corte de obsecuentes. El Gobierno confía que en Senado o Diputados la Ley Bases saldrá finalmente. En Salta, una vez más quedó demostrado que la Justicia no es igual para todos.
DANIEL SALMORAL.- En la Casa Rosada se viven dos sensaciones: una de expectativa favorable por la suerte final de la Ley Bases y otra de euforia indisimulada por lo que fue el paro de la CGT que, según el oficialismo, fue un claro triunfo del gobierno ante los sindicalistas por el rechazo que generó la medida en la mayoría de una sociedad harta de las prácticas de personajes poco confiables.
Aparte, porque sienten que la «gente de a pie» decidió que, más temprano que tarde, estos tipos junto a un grupo importante de políticos, abandonen para siempre los primeros planos de la vida argentina.
Los números de las encuestas que midieron el ánimo social luego del paro muestran, al menos cuatro de ellas, el rechazo mayoritario que tuvo esta propuesta de personajes oscuros que desde hace treinta y cuarenta años gozan de prebendas obscenas.
Eso, principalmente, es lo que alegra las horas de los libertarios, incluido el propio presidente Javier Milei por supuesto, quien es el primero en decir que la gente le ratificó su confianza como cuando ganó la elección en segunda vuelta en Noviembre pasado.
«Sin que nos lo hayamos propuesto, el paro de la CGT sirvió como un plebiscito a favor nuestro porque la gran mayoría mostró y expresó su voluntad de trabajar ese día a pesar que algunos no lo pudieron hacer por los aprietes y actos de violencia que energúmenos fascistas llevaron adelante de manera concreta. Aún así, sin poder llegar a su lugar de actividad, hicieron saber que rechazaban el paro y están a favor de cambiar esta metodología perversa que solo sirvió para perjudicar a los que en verdad laburan y no a quienes viven del dinero mal habido como lo hacen muchos gremialistas desde hace décadas», le dijo a este diarioweb un salteño que el año que viene se podrá jubilar después de trabajar y aportar durante 39 años.
Esto indica que Milei sería feliz si los «gordos sindicalistas», Cristina Kirchner, Alberto Fernández, personajes de La Cámpora como Máximo Kirchner y sus socios, aparte de otras figuras que provocan rechazo como Estela de Carlotto, Luis D’Elia y Guillermo Moreno, pudieran estar todo el tiempo en los medios hablando mal de él y llamando a derrocarlo, porque está convencido que eso le asegura llegar hasta el final del mandato y con chances de repetir.
Un ejemplo claro de que el Presidente no está errado al pensar esto, lo dio Cristina Kirchner este sábado a la tarde en el Instituto Patria cuando en un mini acto por los 50 años del asesinato del sacerdote Carlos Mugica, comparó al gobierno de Javier Milei con el de la dictadura del año 1979 que fue observado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que visitó el país ese año.
«La gente sufría entonces igual que ahora», dijo la ex presidenta y remató señalando: «no entiendo como lo apoyan» (a Milei).
Es notorio que a estas alturas tanto para ella como para su grupo más íntimo y extremista, la paciencia se agotó y comenzaron a jugar sus fichas más duras con la intención que el gobierno libertario caiga cuanto antes.
No llama la atención que estén así porque al gobierno de Milei no le daban más de tres o cuatro meses de vida y ya va por el quinto con buenos niveles de aceptación y acompañamiento social.
Allá por Diciembre/23 era común entre la tropa K escuchar que a este gobierno le decían: «Semana Santa, porque no se sabía si caía en marzo o abril».
Sus pronósticos fallaron y se les agotó la paciencia, por eso ahora quieren «tirar toda la carne en el asador» en el Senado, haciendo que caiga la Ley Bases y fracase el Pacto de Mayo también, lo que pronostican llevará al final de la gestión libertaria.
La viuda de Néstor Kirchner es la principal interesada en que esto ocurra porque sabe que si el gobierno de JM supera estos tres meses que vienen con el apoyo mayoritario de los argentinos/as, su suerte estará echada y solo le quedará saber a cuantos años finalmente la condenará la Justicia luego de probar acabadamente los delitos que cometió y por los que fue atrapada.
En síntesis, parecería que el paro cegetista por sus efectos ante el conjunto social, estaría indicando que el final de varios sindicalistas con décadas utilizando prácticas cuasi mafiosas está cerca, al igual que el de no pocos políticos y políticas.
Confianza libertaria
Aún cuando la Ley Bases sigue empantanada en el Senado, desde el Gobierno tienen confianza que se aprobará al final en Diputados a pesar de las modificaciones que le harán senadores como Martín Lousteau y otros «amigos», y a pesar de la férrea oposición de quienes le responden a pie juntillas a la ex presidenta.
«Qué cambien lo que quieran (en senadores) porque al final la cosa se definirá en Diputados y estamos convencidos que allí nos volverá a ir bien», afirman entusiastas voces oficialistas por eso hay ánimos sin temblores en los «mentideros» mileístas.
De todas maneras, el incansable caminante Guillermo Francos quien carga sobre sus espaldas el mayor peso para conseguir votos legislativos para la Ley Bases, sigue hablando con gobernadores y dirigentes políticos cercanos y lejanos para lograrlo, por lo que desde el Ministerio del Interior tienen mucha fe que su tarea dará buenos frutos.
«Cuando esto termine y estamos seguros saldrá bien, el Presidente tendrá que hacerle un gran homenaje a nuestro Jefe (Francos) porque en verdad se lo ha ganado», dicen desde ese espacio ministerial.
Justicia para todos?
El presidente Milei siempre habló de la «casta» que como sabemos no está solo en la política.
Este jueves pasado viendo a los gremialistas que llamaron a un paro en defensa de si mismos y no de los trabajadores, la gente reafirmó que allí también hay «casta».
En la Provincia esta semana, quedó demostrado que en la Justicia también hay «casta» porque se consumó un hecho que quedará en el registro oscuro de nuestra historia.
Los integrantes del Tribunal del Impugnación que condenaron a Santos Clemente Vera fueron a través de un fallo que roza lo vergonzoso del Jurado de Enjuiciamiento y por unanimidad, rechazar el pedido de destitución para los jueces Rubén Arias Nallar y Luciano Ignacio Martini.
Ambos magistrados, señala el diarioweb «Cadena 365» con acierto, «fueron permanentemente señalados como parte de la maquinaria de impunidad montada por el exgobernador Juan Manuel Urtubey para condenar a un inocente y dejar fuera del alcance de la justicia a los verdaderos culpables del crimen de las turistas francesas a quienes la sociedad califica como’ hijos del poder’”.
«En uno de los más vergonzosos párrafos del pronunciamiento, el Jurado de Enjuiciamiento afirma que las familias de las víctimas, es decir la familia Moumnni y Bouvier, pidieron condenar a Santos Clemente Vera cuando es de público y notorio conocimiento que fue justamente Jean-Michel Bouvier, padre de una de las víctimas, el que motorizó campañas proclamando la inocencia de Vera y pidiendo su liberación. Es más, realizó hace poco más de un mes un viaje a Salta para celebrar que éste había recobrado la libertad», consigna fundadamente la crónica de «Cadena 365».
Jueces Rubén Arias Nallar y Luciano Ignacio Martini
Epílogo
Este Jurado de Enjuiciamiento conformado por la «flor y nata» de la sociedad judicial y política salteña, decidió de un plumazo dejar en el olvido las acciones de los integrantes del Tribunal de Impugnación que condenaron a Santos Clemente Vera a prisión sin contar con las pruebas suficientes y con más dudas que certezas.
La pregunta que queda flotando ante este acto de flagrante injusticia e impunidad para con los jueces actuantes, es quién le devolverá a Vera los años injustamente encarcelado y por los que nadie será responsable, además que muchos ciudadanos de a pie nos preguntamos quién le devolverá la credibilidad a la Justicia salteña después de tamaño acto de provocador atropello.
Siempre se sostuvo que «pertenecer» a un grupo social y con poder tiene sus privilegios y este caso es un claro ejemplo que es así.
«Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley», dice la Constitución Nacional.
Qué pena que la mayoría de las veces, eso sea solo letra muerta…