Las diferencias dirigenciales se muestran sin maquillaje en los espacios políticos. Milei está satisfecho con esto, pero debería prestar atención a lo que pasa en su propio huerto. La gente sigue escéptica ante el proceso electoral que se avecina.
DANIEL SALMORAL.- Por estas horas, Javier Milei celebra que los partidos políticos tengan problemas internos y sus dirigentes se enfrenten cada vez sin mayor disimulo, porque considera que en ese mar de peleas el único beneficiado será él.
En este último tiempo, la mayoría de los partidos han mostrado diferencias entre sus principales dirigentes, lo que anticipa que para la elección legislativa del año que viene seguramente irán en listas separadas, lo que, deduce Milei, favorecerá sus chances de lograr en 2025 las bancas legislativas que necesita para ir a fondo con sus reformas políticas, sin necesidad de tener que negociar con nadie para obtener mayorías a la hora de aprobar sus leyes en los recintos legislativos.
La lectura de Milei puede ser acertada, pero no debería descuidar lo que pasa en su propio patio ya que la vicepresidenta Victoria Villarruel, está dando indicios cada vez más firmes de que no está a gusto con algunos de los funcionarios y operadores del gobierno, sobre todo con su hermana Karina y Santiago Caputo, pero tampoco con algunos de los temas que el Presidente impulsa como la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema.
Pero tampoco coindice con los modos y las formas con las que se maneja.
«A Vicky (Victoria Villarruel) no le gusta la forma con la que Milei se maneja en muchos temas. No comparte el maltrato y los insultos permanentes a los que recurre cada vez que alguien se muestra en contra de sus ideas o deseos. Ella es todo lo contrario», han dicho desde su entorno y reconocen que la Vice viene abriendo canales de diálogo con dirigentes del interior, principalmente con simpatizantes de La Libertad Avanza, que se han alejado de Milei cansados de sus malos tratos, con la intención de darle forma concreta a su propia estructura política.
Su principal operador en esa tarea es el senador nacional formoseño Francisco Paoltroni, quien fue el primer herido por el Jefe de Estado cuando lo desplazó de la presidencia provisional del Senado después de arreglar con el santiagueño Bartolomé Abdala.
«Paoltroni se tragó ese sapo pero quedó a la espera de cobrar venganza y ahora con Villarruel ve la oportunidad de hacerlo, por eso camina el interior llevando el mensaje de la titular del Senado», han hecho saber.
Peleas en todos lados
En los otros partidos, la situación interna es delicada y por estas horas no se sabe como terminará.
En el PRO, por ejemplo, el macrismo marca diferencias con el sector que sigue a Patricia Bullrich y a Horacio Rodríguez Larreta, lo que indica que irán separados en 2025.
En la UCR, quienes siguen a Martín Lousteau y Facundo Manes, no quieren seguir junto a Rodrigo de Loredo, porque éste se niega a separar a los «diputados pelucas», nombre con el que identifican a quienes sumaron su apoyo al veto de Milei al financiamiento universitario.
Eso más la falta de apoyo que se evidencia en todos los distritos, lo deja al centenario partido al borde de un nuevo fracaso electoral.
Lucha pejotiana
El Partido Justicialista (PJ) en tanto, también exhibe sus claras diferencias que se observan en la marcha hacia la elección interna para conducir el partido del próximo 17 de Noviembre, entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela, algo que no ocurre desde hace 35 años.
Hasta ahora, el protagonista principal de esta interna es quien no aparece: Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, que contra todos los pronósticos no apoya a Cristina Kirchner aunque tampoco a Quintela, provocando con ello la furia de Máximo Kirchner, más que la de ningún otro, lo que adelanta que en ese espacio las cosas no seguirán de la mejor manera.
El «operativo clamor» con el que el cristinismo pensó que bastaría para que la expresidenta se quedará con la titularidad del partido que antes destrató y descalificó de la peor manera no alcanzó, por eso ahora deberá competir con un gobernador del interior profundo que, sin complejos, está dispuesto en las urnas a dirimir la conducción del partido.
Clara postura de Sáenz
El que jugó un rol importante con sus declaraciones en el tema interno del PJ, fue el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, quien hizo saber su posición cuando fue consultado al respecto.
«El ciclo de la ex presidenta Cristina Kirchner está terminado», sostuvo y advirtió que «la falta de renovación en el peronismo podría ser perjudicial para el movimiento».
También en la charla, aprovechó para señalar: «nunca fui kirchnerista ni lo seré. No creo en las etiquetas, tengo mi propia forma de pensar y me enfoco en lo que considero mejor para Salta», afirmó de manera clara.
Su postura fue ponderada desde otros lugares del peronismo nacional, ya que coincidieron con Sáenz que ha sido la gente quien ubicó a Cristina Kirchner en el lugar que hoy ocupa, por eso estiman que resultaría contraproducente para el partido pretender forzar esa voluntad e imponer su figura a cualquier costo.
Para el peronismo que siempre marcó diferencias con la ex presidenta, resulta decididamente nociva su pretensión de ir ahora por la presidencia de un partido que nunca sintió y del que solo estuvo cerca cuando necesitó de su sello, su escudo y su marcha, aunque después les haya aconsejado a los peronistas que «se los pierdan en el o…».
Epílogo
Cuando está terminando octubre, las encuestas muestran una mejora en la imagen presidencial después de la importante caída que sufrió en Setiembre.
Este levante se explica porque la inflación sigue bajando, aunque la situación social continúa mostrando importantes niveles de pobreza que golpean a los sectores vulnerables de siempre y ahora también a la clase media, donde muchos pierden ese status día a día.
Para la gente que mayoritariamente se muestra ajena a la política, la credibilidad en los dirigentes sigue en caída porque ven que sus problemas cotidianos siguen más allá de quien gobierne.
Si bien valoran la baja de inflación, no sienten que la misma se refleje en sus bolsillos y ese dato de la realidad se manifiesta cuando se le pregunta sobre lo que serán sus preferencias políticas el año venidero.
Ante esa consulta, muchos ya adelantan que no irán a las urnas.
Es obvio. Se les mintió tanto, que la credibilidad será muy difícil de recuperar, con todo lo peligroso que eso significa para el sistema democrático.
Algo que los políticos, todos, deberían tener presente cada día…