La gestión Milei es una nueva versión liberal de lo conocido como gatopardismo y que dice: «hay que cambiar para que nada cambie».
DANIEL SALMORAL.- De a poco al comienzo pero ahora de manera masiva, los argentinos/as se están dando cuenta que el presidente Javier Milei gobierna de espalda a la gran mayoría de ellos.
Inmerso en su propio «mundito» y rodeado de personajes que tienen más de alcahuetes que de funcionarios ejecutivos, sus medidas de la última semana lo han mostrado como un gobernante que no sabe y no quiere saber qué pasa en la vida diaria de la gente de carne y hueso, muchos de ellos sus votantes, que no entienden su comportamiento pero sobre todo sus decisiones como la de haber traído de vuelta la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), para dejarla en manos de un inexperto absoluto en esos temas como las de su asesor estrella Santiago Caputo, a la que le asignó 110 mil millones de pesos como fondos reservados que podrá manejar a su gusto y paladar sin tener que rendirle cuentas a nadie, mientras existen otras necesidades urgentes para atender como la pobreza que, según un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella, alcanzó en este mes de Julio/24 al 55,5% de la población.
Así, se observa que la casta sigue conservando sus privilegios mientras el Presidente «paisajea» por el mundo como embajador de las ideas liberales, lo que empieza a generar un hartazgo social que ya muestran las encuestas en las que se observa una merma considerable en el apoyo a la figura presidencial.
Todo esto sumado a la fuerte irrupción en la gestión de su hermana Karina que ha cobrado un protagonismo absoluto, terminan conformando un combo negativo al que se debe agregar una alta cuota de desconfianza en las medidas económicas que ahora, en su «fase dos» con Federico Sturzenegger como su principal impulsor, amenaza dejar en la calle a otro importante número de empleados estatales.
De esta forma, cuando se cumplieron siete meses de la llegada al poder del gobierno libertario, demasiados argentinos/as la están pasando mal en su vida diaria mientras un ejército de trolls y periodistas «ensobrados», cantan loas a la gestión y la figura de Milei a la que le rinden pleitesía en humillantes actos de sumisión pública y privada.
Además, la gestión deja ver una crisis permanente en el gabinete, producto de la falta de conducción y liderazgo que van llevando la tarea libertaria a un callejón muy angosto que seguramente le traerá problemas de gobernabilidad, provocados por la propia ineficacia del Presidente para amalgamar a hombres y mujeres que lo rodean, que están más preocupados por no irritar a Karina que en cumplir con la tarea diaria que le impone el cargo asumido.
«Nadie está seguro en la función de gobierno porque saben que si por cualquier motivo se le cruzan a Karina (Milei) sus horas en el cargo estarán contadas y si crees que exagero, fijate lo que le pasa a Mondino (Diana, canciller) que ya tiene sus horas contadas en el Ministerio de Relaciones Exteriores», es la frase que más se escucha en los alrededores de la Casa Rosada.
El comentario, ratifica el rol cada vez más decisivo que la hermana presidencial ha adquirido en los últimos tiempos y de los que dábamos cuenta en comentarios anteriores desde estas líneas.
Ahora, en pleno ejercicio de su consolidado poder, la «superhermana» aparta del camino a todo hombre o mujer que considere puede generar complicaciones en su marcha hacia el objetivo político mediático: ganar las elecciones legislativas en 2025 y conservar el poder en 2027.
Por eso ya está trabajando para que en la elección presidencial dentro de cuatro años, otra vez sea un Milei quien encabece la principal boleta electoral de ese comicio.
Para ello, está organizando un acto que tendrá el inconfundible aroma de campaña electoral en la provincia de Buenos Aires para la segunda quincena de Agosto de las que participarán principalmente José Luis Espert y Patricia Bullrich. Una más que el gobierno hace sin considerar a la gente, ya que si hay un tema del que no quiere escuchar hablar es del electoral.
Otra. A esos desaciertos que el conjunto social rechaza del gobierno libertario porque pensaba que eso nunca más lo volvería a ver, es el enfrentamiento entre el Presidente y su Vice, fogoneado por Karina que odia a Victoria Villarruel y hará lo que sea para que salga de la escena política y sus alrededores, más allá de su rol institucional.
Los continuos cruces entre las principales autoridades gobernantes es otra cuestión que molesta a la gente ya que descubre que Milei es más de lo mismo cuando lo compara con otros binomios gobernantes.
Es imposible que no se haga, porque todavía está fresco, comparación con lo sucedido entre Cristina Kirchner y Julio Cobos en aquel recordado episodio de «mi voto no es positivo», cuando se trató la Resolución 125 que aumentaba las retenciones al campo.
A quienes enfrentan problemas serios cada día porque no tienen para comer, calefaccionarse, transportarse o comprar un medicamento cuando lo necesita, esta lucha palaciega lo enerva porque dice: «a esta película ya la vi» y porque suponía que este gobierno no clásico, venía para terminar con las luchas internas las que sabe que, tarde o temprano, los termina perjudicando.
Así las cosas, quedó en evidencia demasiado pronto que Milei, en sus actos concretos, no gobierna para resolver las angustias diarias de los mortales argentinos sino para satisfacer gustos personales como el de ser «la nueva estrella liberal del planeta», cosa que está seguro logrará.
Sabe Milei las penurias que pasan los argentinos que viven más allá de los ámbitos en los que se mueve?. Es indudable que no porque sólo escucha y ve lo que quiere, por lo tanto no tiene idea de lo que sufren millones a lo largo y ancho del país.
Epílogo
«Este es el gobierno de Milei. No sorprende porque no se podía esperar otra cosa de un tecnócrata que reconoció odiar todo lo que tenga olor a política. Es más, se definió asimismo como un topo que debe llevar adelante la sagrada misión de destruirla para siempre», comenta con fastidio un dirigente barrial salteño a este diarioweb, diciendo que le gustaría acompañar al Presidente a recorrer su barrio donde tomaría contacto con argentinos del interior profundo que todas las jornadas pagan los platos rotos por la pasada fiesta kirchnerista de la que no participaron, y que ahora les toca aguantar a un «gobierno ajustador» que otra vez los engañó porque el ajuste rabioso nuevamente está sobre los hombros de los de siempre, mientras los otros de siempre por su parte, siguen disfrutando de beneficios y dádivas ya que en ese terreno todo sigue como siempre.
La gestión Milei que se hace de espaldas a la mayoría ciudadana, es una versión liberal de lo conocido como «gatopardismo» y que sostiene que «hay que cambiar para que nada cambie».
Triste comienzo de un gobierno que, cómo lo hizo la casta históricamente, aplica el «siga siga» y no se ocupa de aliviar la vida de quienes, esperanzados, votaron por un personaje desconocido creyendo que por fin llegaría algo nuevo y se dejarían atrás tantos años protagonizados por embaucadores disfrazados de dirigentes políticos y cargados de falsas promesas.