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Funeral de Benedicto XVI: En una Roma envuelta en niebla, decenas de miles de personas despidieron al papa emérito

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La ceremonia fue presidida por Bergoglio, quien agradeció la labor de pastor de su antecesor. Ratzinger descansa ahora en las Grutas Vaticanas.

DANIEL SALMORAL.- El Papa reinante, Francisco, presidió en una mañana que envolvió a Roma en la niebla los solemnes funerales de su predecesor,el emérito Benedicto XVI, ante decenas de miles de fieles. En su homilía, el pontífice argentino agradeció al alemán Joseph Ratzinger su labor de pastor con “sabiduría, delicadeza y entrega”.

Al concluir la misa, los gentilhombres que portaban al hombro el féretro de Benedicto se detuvieron ante el Papa de pie. Francisco posó la mano derecha sobre el cajón mortuorio y rezó en silencio, dando la despedida a su predecesor. Después se inclinó y dijo otras breves palabras.

Eran las 10:45 en Roma, cuatro horas menos en Argentina. Mientras los gentilhombres llevaban el féretro camino a su sepultura en las Grutas Vaticanas, el Papa Francisco se sentó en la silla de ruedas y abandonó la zona del altar. La multitud comenzó a desconcentrarse.

Una ceremonia única en la historia

Había concluido una ceremonia extraordinaria, única en la historia moderna de la Iglesia Católica, en la que un Papa reinante presidió los funerales de su predecesor, que había protagonizado una revolución de modernización con su renuncia, la primera presentada espontáneamente por un jefe de la Iglesia en al menos seis siglos.

La ceremonia inició poco después que los gentilhombres entraron en el sagrario de la basílica que da a la plaza de San Pedro. El sencillo féretro de madera con los restos del Papa Benedicto XVI fue colocado delante del altar. Encima fue colocado el libro de los Evangelios.

Los gentilhombres retiran los restos de Benedicto XVI de la Plaza. Foto: AFP

Se estima que casi 200 mil personas desfilaron en los tres días de la capilla ardiente al pie del altar mayor de la Confesión, en el centro de la basílica pontificia de San Pedro.

Invitados

Entre las personalidades mundiales presentes en los funerales, solo dos delegaciones, las de Alemania e Italia, fueron invitadas oficialmente porque Benedicto XVI no era un Papa reinante. Los presidentes de ambas naciones presidieron las representaciones oficiales: el italiano Sergio Mattarella y el germano Frank-Walter Steinmeier.

Entre las personalidades religiosas, el metropolita Antonij di Volokolamsk representó al Patriarcado ortodoxo de Rusia.

Papa Francisco presidió la ceremonia religiosa y el celebrante fue el decano del sacro colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re porque los problemas de artrosis del pontífice le impiden esta fatiga.

También concelebraron 130 cardenales, 400 obispos y 4000 sacerdotes presentes.

En la homilía, el pontífice argentino despidió al pastor Benedicto XVI, destacando que su predecesor, que falleció el sábado a los 95 años, había actuado “con sabiduría, delicadeza y entrega”.

Sentado junto al altar por sus problemas en una rodilla, había comenzado con las palabras “Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu”, las mismas que pronuncio Jesús en la cruz según los Evangelios.

“También nosotros, aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos como comunidad eclesial seguir sus huellas y confiar a nuestros hermanos en las manos del Padre. Que estas manos de misericordia encuentren su lámpara encendida con el aceite del Evangelio que él espació y testimonió durante su vida”, dijo el Papa.

Francisco aludió a la dimisión de Benedicto. Recordó “la conciencia del pastor que no puede llevar solo lo que, en realidad, no podría nunca soportar solo. Es por eso que es capaz de abandonarse a la oración y al cuidado del pueblo que le fue confiado”.

El Papa Bergoglio recordó las palabras de san Gregorio Magno a un amigo: “En medio de las tempestades de mi vida, me alienta la confianza de que tú me mantendrás a flote en la tabla de tus oraciones, y si el peso de mis faltas me abaja y humilla, tu me prestarás el auxilio de tus méritos para levantarme”.

Benedicto renunció por sorpresa a partir del 28 de febrero de 2013, fue durante nueve años y diez meses Papa emérito y residió en un monasterio en los jardines vaticanos hasta morir allí el sábado pasado a los 95 años.

El cuerpo de Benedicto fue después hasta la cripta en las Grutas Vaticanas, en la sepultura en la que pidió ser sepultado. Alli estuvieron sucesivamente los cuerpos de Juan XXIII y Juan Pablo II hasta que, proclamados santos, fueron trasladados arriba, a dos capillas en la basílica de San Pedro.

A la hora de su sepultura, el rito estuvo reservado a algunas pocas personas, entre ellas el arzobispo Georg Gänswein, su secretario personal desde 2003, así como por las laicas consagradas que lo asistieron en su años de vida tras su renuncia, en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.

La prensa no tuvo acceso.

El público recién podrá bajar a las Grutas Vaticanas entre el domingo y el lunes debido a «trabajos» que se están realizando, dijo a los medios el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Fuente: Clarín