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Nuevo Gabinete de Javier Milei: el «quién es quién» en la segunda etapa de Gobierno

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Con Santiago Caputo en segundo plano, los riojanos toman protagonismo en la estructura del Gobierno. Santilli se acerca, Bullrich equilibra y Milei intenta mantener el control sobre su esquema de poder.

DANIEL SALMORAL.- Los Menem dejaron de esconderse. En los últimos días, Martín y Eduardo “Lule” se multiplicaron en reuniones, pasillos y definiciones políticas dentro de Casa Rosada.

“Están más activos que nunca”, graficó a este medio una fuente del entorno presidencial. La foto es clara: mientras el núcleo de Santiago Caputo se replegó, el ala de los riojanos, de plena confianza de Karina Milei, avanza con paso firme sobre el tablero oficialista.

En Balcarce 50, todos lo notan. Las “Fuerzas del Cielo” -el grupo que orbita alrededor de Caputo- aparecen ahora más cuidadas, con menor exposición y sin el protagonismo de la campaña. Milei sigue escuchando a su estratega, pero las decisiones cotidianas ya no se definen en el mismo despacho. Los Menem empezaron a ocupar ese espacio con una lógica más política, menos hermética y más territorial.

El cambio no es menor. Durante meses, la estructura libertaria funcionó con un equilibrio precario entre tres vértices: Karina, Caputo y el propio Milei (incluso el Presidente llegó a nombrar a Guillermo Francos como parte del «triángulo político»).

Hoy, el peso se inclina hacia el lado riojano, respaldado por la hermana del Presidente. “Santiago va a seguir asesorando, pero hay lugares que ya no le pertenecen”, reconocen cerca del jefe de Estado.

El avance sobre Santiago Cauto y qué espera el Gobierno de Diego Santilli

En esa transición aparece un nombre que empezó a tallar con fuerza: Diego Santilli. El exvicejefe porteño, que el lunes mantuvo una reunión extensa con los Menem, se perfila como pieza de enlace entre el Gobierno y los gobernadores. “Viene a ordenar lo que antes era un triple comando entre Lule, Francos y Caputo”, explicó un funcionario a Ámbito. No es casual: si bien Santilli hizo mérito para pertenecer a las filas de La Libertad Avanza celebrando cada logro del Gobierno como propio, el «Colorado» tiene historia compartida con Lule desde el PJ y, como es sabido, los consejos del subsecretario de Gestión Parlamentaria son bien recibidos por Karina. Su ingreso apunta a ponerle estructura a una gestión que hasta ahora sobrevivía más por reflejo que por organización.

El ascenso de Santilli y del vocero Manuel Adorni se dio, además, en simultáneo con dos movimientos que pasaron casi inadvertidos: las salidas de Gerardo Werthein y Cecilia LoccisanoDos fichas que se fueron sin estridencias, en un momento en que el Gobierno parece decidido a concentrar poder en torno a quienes considera “de confianza total”.

Javier Milei junto a Diego Santilli, en Olivos.
Javier Milei junto a Diego Santilli, en Olivos.

En paralelo, el círculo de Caputo se achica. En el entorno de Sebastián Amerio -uno de sus hombres más cercanos- confirman que no tiene intención de asumir ningún cargo formal. “Le rinde más su rol actual”, admiten. El mensaje implícito es claro: la influencia de Caputo ya no es la misma, y su lugar en el organigrama real lo están ocupando otros.

La ministra Patricia Bullrich observa el reacomodamiento desde un punto de equilibrio, e intenta sostener una convivencia que se deshilacha entre proyectos personales y diferencias de método. Su papel como puente entre el ala política y la técnica del Gobierno la vuelve, de algún modo, la garante de que la interna no se desmadre.

El trasfondo, sin embargo, tiene un nombre que no aparece en los papeles pero sobrevuela cada decisión: Mauricio Macri. En el Gobierno admiten que el expresidente “se siente partícipe” de la victoria libertaria, algo que desestiman e irrita tanto a Karina Milei como a Caputo. En eso coinciden sin fisuras: el antimacrismo se convirtió en el punto de unión más sólido dentro de la nueva estructura de poder.

En paralelo, el Congreso también se mueve. La pregunta sobre qué hará Cristian Ritondo, hoy jefe del bloque PRO, resume la confusión del espacio opositor. “Se puso el buzo violeta, pero nadie sabe qué dirige”, ironizan en Diputados.

La pregunta final vuelve al inicio: ¿cambió Javier Milei? A simple vista y a juzgar por las últimas fotos, sí. Más pragmático, más institucional y, sobre todo, más consciente de que su poder no puede sostenerse solo en la fe del mercado. Pero imaginar a La Libertad Avanza sin los Milei, al menos en este estadio del partido, es inverosímil. A juzgar por el rol protagónico que el Presidente tuvo en la campaña, y observando cada realineamiento interno, cada avance de los Menem o cada repliegue de Caputo, queda demostrado que ocurren siempre bajo la misma premisa: nada se mueve si el Presidente y su hermana no lo permiten. Y, por ahora, siguen siendo el único vértice inamovible del triángulo.

Fuente: Ámbito.com