El romance duró poco.
Aquellos miles de votos depositados en las urnas en la elección provincial del 10 de Noviembre pasado que le dieron a Bettina Romero el masivo apoyo para pasar a la historia como la primera mujer en llegar a la intendencia capitalina, que dejaban un mensaje de esperanza y alegría para muchos salteños, sobre todo a las ciudadanas capitalinas, a sólo casi sesenta días de haber asumido, comenzó a mostrar señales de fastidio y desilusión con la gestión de gobierno.
Con funcionarios en los principales espacios de decisión desconocidos para la mayoría de los vecinos, e inclusive también para la propia dirigencia y militancia «betinista» que trabajó a destajo para su desembarco en el CCM, la marcha del gobierno municipal ha ganado hasta aquí muchos más aplazos que felicitaciones.
A la falta de conocimiento para los vecinos de a pie de los funcionarios, hay que sumarle su falta de comunicación y su permanente vocación para aislarse y evitar, lo más posible, el contacto con los medios de comunicación y sobre todo con los propios habitantes de la ciudad.
A excepción de Aroldo Tonini y Guillermo Kripper, el resto, sobre todo los más cercanos a la jefa comunal como Bernardo Racedo Aragón, Daniel Nallar y Agustina Gallo, no han sabido, al menos hasta aquí, hacer saber cuál es la política que quiere aplicar Romero a su labor municipal.
Las veces que hubo que explicar alguna situación compleja, tuvo que ser la propia Intendenta la que saliera a poner la cara y bosquejar alguna respuesta, generando con ello la sensación de que en verdad, la única que sabe a adónde quiere ir con la comuna, es ella.
Incluso, y esto es sin dudas lo más grave desde lo político e institucional, es el nulo diálogo con los concejales que van a compartir con ella al menos, sus dos primeros años de gobierno.
Cómo si con esos problemas no bastara, emergió la compleja situación que se generó con la hoy ya desaparecida Cooperadora Asistencial, que fue la que ayudó a generar una «tormenta perfecta», que ha empezado a esmerilar seriamente la marcha del gobierno de la ciudad.
La inexplicable actitud de algunos de sus funcionarios más allegados y que comparten con ella los inexpugnables despachos en la «torre de cristal» del Centro Cívico Municipal, terminaron por despertar numerosas quejas de los vecinos, incluídos aquellos que tan solo algunos días atrás, apoyaban todas y cada una de sus decisiones.
«Es increíble la torpeza y la falta de sensibilidad de sus secretarios. Uno de ellos, llegó al absurdo de impedirle a una humilde y anciana vendedora de bollos caseros, ofrecer su producto en los pasillos de la sede municipal y así llevar unas monedas a su hogar», comentaron medios y trabajadores municipales indignados por tamaña muestra de estupidez.
Obvio que la prohibición debió levantarse pero el costo político para la Jefa comunal, ya había sido generado.
Volviendo a la cuestión de la Cooperadora Asistencial, también resulta difícil de entender que a pesar del tiempo transcurrido, el gobernador Gustavo Sáenz y la Intendenta, no hayan podido encontrarle una salida al problema, no sólo debido a la situación de sus ex empleados, sino por los importantes programas que atendía.
«Faltan solo unos cuantos días para que comiencen las clases y todavía no se sabe si habrá copa de leche para los chicos en las escuelas y quién la proveerá», sostuvo la concejal Susana Pontussi en el programa «7 PM».
Su preocupación, se suma a la de 18 de sus pares que ya han expresado su molestia porque esa cuestión no termina de resolverse con el inicio de clases a la vuelta de la esquina.
«Nosotros nos haremos cargo», había dicho semanas atrás el Coordinador provincial, Pablo Outes, pero luego el ministro de Gobierno, Ricardo Villada, lo desmintió diciendo que ese tema todavía no está resuelto.
«La ciudad empezó a deteriorarse. Está llena de yuyos y ya no hay tareas de bacheo en las calles», se lee en las redes sociales, mientras los empleados municipales que militaron para que Romero llegue a ser Intendenta, hacen pública su decepción en las mismas redes sociales donde informan que Bettina Romero se ha rodeado de gente traída desde Capital Federal, relegando de esta manera a quienes la han acompañado en la lucha proselitista.
Por eso, las redes muestran la desilusión de hombres y mujeres, la mayoría de ellos pobres, que hoy se ven ignorados por quien les prometía cercanía.
«Nos duele que traiga porteños que nos relegan a nosotros de los cargos desde donde se puede dar respuestas a los vecinos a quienes conocemos», dijo otra reconocida dirigente del sector político en face.
Como se ve, la gestión romerista en el municipio transita por un camino escabroso que, de no revertirse rápidamente, podría complicar no solamente su período de gobierno sino por sobre todo, el futuro político del espacio.
Ahora, ya con la conciliación obligatoria dictada para el entredicho por la Cooperadora, es de esperar que en esta semana que se inicia, la Jefa comunal tome debida nota de lo pasa en su huerto, cambie funcionarios si tiene que cambiarlos, y relance su gestión de gobierno al lado de quienes confiaron en ella.
Más jueces para la Corte
Con la situación socio sanitaria en el norte al rojo vivo, con chicos wichí muriendo por diferentes motivos y sin solución todavía para la Cooperadora Asistencial, el gobernador Gustavo Sáenz, en tanto, convocó a la Legislatura a sesiones extraordinarias para tratar algunos temas de los cuáles, el que en verdad le importa, es el referido al aumento del número de jueces que integran la Corte de Justicia de la provincia.
El proyecto, propone llevar de 7 a 9 sus miembros con el argumento, poco creíble por cierto para la mayoría de la sociedad salteña, que eso servirá para «brindar mayor justicia para todas y todos».
Apenas se conoció el proyecto, desde diferentes sectores se alzaron voces mayoritarias para rechazarlo.
Lo que pasa es que los ciudadanos de a pie saben que la idea de aumentar el número de jueces no se hace pensando en ellos, sino en cuestiones políticas ajenas a su conocimiento e interés.
Consultados algunos abogados de renombre sobre el proyecto, coinciden en comentar que la movida se hace para incorporar nombres con los que se pagarían «facturas políticas» y asegurar así, aún más, la dependencia de un poder del Estado hacia otro: en este caso del Judicial al Ejecutivo.
Uno de los nombres que ya estaría puesto para sumarse al alto Tribunal, es el de Rodolfo Urtubey, ex senador nacional y hermano del exgobernador, Juan Manuel.
Los que dicen saber de las intimidades del poder, afirman que la llegada del ex legislador nacional a la Corte, dejaría pagado el apoyo político que su hermano le brindó a Saénz y que le pavimentó su llegada al Grand Bourg.
«Antes de sentarse en un sillón de la Corte de Justicia, Rodolfo Urtubey debería explicarle a los salteños, más que otros a los olvidados habitantes de las comunidades aborígenes del norte salteño, en qué usó los millonarios recursos en dólares del Fondo de Reparación Histórico. Además, aclarar sus confusas declaraciones sobre si las relaciones sexuales con empleadas domésticas no consentidas por parte de patrones o familiares de estos, no son violaciones», sostuvo en los medios de comunicación una prestigiosa abogada del foro local.
Tampoco para FOCIS (Foro de Observación de la Calidad Institucional de Salta), incrementar el número de jueces es sinónimo de mejor justicia. Lo mismo sostuvo en declaraciones radiales, el diputado provincial por Ahora Patria, Carlos Zapata.
«Por qué el gobernador no se ocupa de otras cosas urgentes para todos los salteños en vez de pagar deudas políticas a personajes que ya perjudicaron demasiado a esta sociedad», fue el contundente dicho de otro reconocido abogado y ex legislador provincial.
Sin atender a estas voces, la convocatoria ya fue formulada y el martes 11 de febrero los diputados que responden al «gustavismo», seguramente, en un abrir y cerrar de ojos, aprobarán el proyecto sólo para satisfacer mezquindades y cuidar intereses de unos pocos.
¿Les servirá a los salteños humildes tener 9 en vez de 7 ministros en la Corte?
Seguro que no, pero eso es lo de menos.
Siempre para el poder, lo que importa en verdad es lo que le importa al poder y a los que no les guste, «ya les va a gustar».
La frase, llena de soberbia y desprecio hacia el otro y que fuera creación del ahora profesor universitario sevillano, Juan Manuel Urtubey, en tiempos que tenía la suma del poder público en la provincia, parece que ya, tristemente, ha encontrado nuevos cultores.
