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Ley Bases, la batalla final – Por: Alejandro Borensztein

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Una ley de 331 páginas no es fácil de entender, pero si el kirchnerismo estaba en contra debe ser buenísima.

DANIEL SALMORAL.- Antes que nada, felicitamos a la senadora Lucila Crexell, quien acaba de ser propuesta por el gobierno para representar a la Argentina ante la sede de la UNESCO en París. Tras la designación, la senadora votó chocha a favor de la Ley Bases. Los kirchneristas denunciaron que le compraron el voto y le pagaron con el cargo. A priori no debería ser así pero, si lo dicen los kirchneristas, habría que investigarlo. De estos temas ellos saben mejor que nadie.

Por suerte, toda esta confusión se va a aclarar a la brevedad: la causa cayó en el juzgado de Lijo.

Dicho esto, lo importante es que la famosa Ley Bases finalmente se aprobó en el Senado. Lo primero que debemos hacer es felicitar a los senadores que votaron a favor y también a los que votaron en contra porque, salvo honrosas excepciones, seguramente todos estudiaron al milímetro la letra chica del texto y podrían rendir un examen escrito y oral sobre de la ley. Tranquilos, no se lo vamos a tomar, confiamos.

Sin embargo, tanto el gobierno como la oposición se olvidaron de explicarle minuciosamente a la sociedad, ya sea en una cadena nacional o en una detallada conferencia de prensa, qué cosas exactamente se estaban discutiendo. Obviamente, todos leímos sobre el RIGI, las facultades delegadas o las modificaciones en ganancias y bienes personales. Pero la Ley Bases completa, definitiva y abreviada es un bodoque de 331 páginas. Solo Dios sabe todo lo que hay adentro.

Pese a esto, hay dos razones por las que podemos quedarnos tranquilos. La primera es que esta es una ley supervisada por Javi, “el Jefe” y el pibe Caputo. La segunda es que todo el kirchnerismo estaba en contra. Conclusión: debe ser buenísima.

Más allá de la ley, todo el debate legislativo fue muy aleccionador y explica mucho de lo que está pasando en la política nacional.

En principio, el peronismo. Si bien la reacción que tuvieron los peronistas demuestra que afortunadamente todavía están vivos, se nota que la están pasando mal.

Sergio Berni declaró que a los conversos los condena el pueblo y remató con un clásico: “a los tibios los vomita Dios”. Finísimo.

Pietragalla, otro talentoso de la misma gavilla, propuso marcar y escrachar a los senadores que votaron a favor, mientras Grabois trataba al gobierno de drogadictos, dijo “demasiada frula en esa oficina” (por la Rosada).

Remató la faena Guillermo Moreno pidiendo tranquilidad por televisión, aclarando que el peronismo ya está listo y organizado para tomar el poder y gobernar. Todo un dato si pensamos que esto fue dicho por un tipo que el año pasado sacó el 0,7% de los votos. Un winner.

Desde C5N llamaban a defender el proyecto nacional en las calles y convocaban a la lucha popular. Por ahora, solo consiguieron 500 gatos locos que le tiraban piedras a la policía, pero todos esperamos que con el tiempo vayan sumando algunos más.

Lo único que les pedimos es que no sigan quemando autos, básicamente porque desde que se fue Macri ya no se consiguen. Durante el último gobierno nacional y popular no había autos, los pocos que había costaban un huevo y las concesionarias los vendían cobrando una parte en negro. Esa parte negra se pagaba llevando el efectivo en valijas porque el kirchnerismo no quiso imprimir billetes de mayor denominación. Esta fue la política automotriz de Cristina, Alberto y Massa. Y eso que el “expresidente” venía de hacer carrera en una concesionaria.

En el fondo, el problema que tiene el peronismo es que hoy son un restaurante al que Milei le robó la clientela. Van a tener que cambiar el menú porque parece que la milanga del León es más rica.

Sin embargo, una mirada más fina permite ver otra cosa más profunda en el kirchnerismo. Les hace muy bien ser oposición. Los mejora. Se ponen republicanos, legalistas, reglamentaristas y hasta se ofenden cuando ven que alguien compra un legislador. Da gusto verlos así. Pasaron de ser aquella simpática jauría de filibusteros para transformarse en esta verdadera bancada de legisladores suecos.

Hasta el mismo senador formoseño Jose Mayans que representa al dictador provincial más famoso del hemisferio sur, después de Idi Amín, ahora habla y parece el delegado de Winston Churchill. Evidentemente, con el kirchnerismo en el llano gana la democracia y ganamos todos.

Por su parte, el radicalismo tampoco anda pasando por un buen momento. Los preside el senador Lousteau al que lo putea todo el país. Los kirchneristas, porque dio el quorum para que se trate la Ley Bases, los antikirchneristas porque votó en contra de la Ley Bases y sus propios correligionarios porque el tipo vota al revés de lo que votan todos los demás radicales. Es una caso rarísimo.

Hay que reconocer que Lousteau dice algunas cosas razonables pero no lo ayuda el entorno. Mi tía diría que se rodea de malas compañías. El equipo que lo banca está constituido por Nosiglia, Angelici y Yacobitti. Cuando anuncian la formación, desde la tribuna bajan murmullos.

Corren rumores que obligan permanentemente a desmentirlos. No es cierto que estarían por incorporarse a la comisión directiva de la UCR los Tattaglia, los Barzini, los Corleone y algún que otro consigliere.

Tampoco es cierto que la próxima convención radical se llevaría a cabo en el histórico Tropicana Hotel Casino de Las Vegas, no porque no quieran hacerlo allí, sino porque lo acaban de cerrar después de 67 años y en octubre lo van a demoler.

Aparentemente Angelici consiguió ahora lugar en el Caesars Palace de Las Vegas. Como hay poco espacio disponible, le alquilarían una parte del salón donde se hacen las apuestan de las carreras de caballos. Pensando en que esta gente va a apoyar la designación de Lijo a la Corte, el lugar no suena descabellado.

En realidad, acá también podemos tener una mirada más fina sobre el radicalismo. Tal vez este verdadero casting de Scorsese le dé más vigor a la UCR. Cuando estos nuevos radicales vuelvan al gobierno ya no los van a poder atropellar tan fácilmente. Habrá huelgas, conspiraciones o intentos de golpes, pero nada que una buena cabeza de caballo sangrando entre la sábanas no pueda desactivar. Otra vez, este clan maridando con los Lijo.

No se entiende qué espera Cristóbal López para comprarse una boina blanca y afiliarse. Tendría que apurarse antes de que Cornejo, Negri, Losada y el resto de los radichetas clásicos se hinchen las pelotas y corran al clan Lousteau a escobazos.

¿Y los de La Libertad Avanza? Muy meritorio tratándose de un equipo de Primera C que llegó a Primera División sin plantel. Salvo Vicky Villarruel que se mueve como si fuera Oscar Ruggeri después de jugar los tres mundiales (86, 90 y 94), el resto es muy blandito, les ponés un micrófono y no dan dos pases seguidos.

En cambio Villarruel no es joda. Trabó una pelota en mitad de cancha con Wado De Pedro y otra con Juliana Di Tulio, y a los dos se los llevaron en el carrito. Ligamentos cruzados, tienen para seis meses cada uno.

Todavía falta la batalla final en Diputados, pero evidentemente ya hemos entrado en una nueva Era, tan crítica como divertida.

Entre el Medioevo de Benegas Lynch y el futurismo de Elon Musk.

Fuente: Clarín