Inicio Opinión ¿Cuánto nos va a durar este nuevo Milei? – Por: Alejandro Borensztein

¿Cuánto nos va a durar este nuevo Milei? – Por: Alejandro Borensztein

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Busca acuerdos, convoca al diálogo, no insulta, no grita. Aprovechemos porque esta nueva versión de Milei puede durar poquito. De hecho, ya lo rajó a Francos.

DANIEL SALMORAL.- Antes que nada, una pregunta: ¿Se sabe algo de Pepe Albistur? Dios quiera que ande bien pero, por sobre todo, que no se haya quedado sin pochoclo. No es un tema que tenga mucha relación con la actualidad pero a veces un hecho político del presente, como la elección del domingo, ilumina algún rincón de la memoria y recuperamos una de esas joyitas de la historia reciente, de las que guardamos para siempre.

Dicho esto y, antes de lo importante, veamos un dato que vale la pena analizar. En la provincia de Buenos Aires, el candidato peronista Alberto Samid sacó 105.000 votos y el candidato peronista Fernando Gray sacó 78.000 votos. O sea que estos 2 grandes del peronismo sumados sacaron más de 180.000 votos. Si nos ponemos a pensar que el candidato peronista Jorge Taiana perdió con Diego Santilli por apenas 50.000 votos podemos decir que Gray y Samid tienen que agradecer que Perón todavía no encontró la manera de volver de la muerte y correrlos a patadas. Yo que ellos no me descuidaría, el General supo hacer milagros y cada tanto, ya sabemos, Perón Vuelve.

Entrando de lleno en el resultado electoral del domingo pasado, es obvio que el gobierno está eufórico, el kirchnerismo está devastado y el resto directamente no está. Radicales, ñoños republicanos, todas las variantes socialdemócratas y demás comunistas han pasado a mejor vida.

Los números parecen sorpresivos pero en el fondo son lógicos. Veamos.

En la provincia de Buenos Aires, entre la elección de 2023 y la de septiembre pasado, LLA perdió más de 2 millones de votos. No eran votantes originales de Milei sino votantes de Macri que apoyaron a Milei para que no vuelva el kirchnerismo. En septiembre se hartaron de Javi y se quedaron en casa. Basta comparar los números de 2023 y 2025 para darse cuenta (en 2023 LLA + PRO = 4.900.000 versus septiembre 2025 LLA (PRO incluido)=2.700.000).

Cuando Tito y Betty (dos clásicos votantes bonaerenses de Macri) en septiembre se dieron cuenta de que el kirchnerismo había arrasado porque ellos se quedaron en casa y no votaron, se miraron a los ojos, tomaron fuerza y en octubre fueron a votar. Lo mismo le pasó a 1 millón de personas más. Si a eso le sumamos que varios barones del conurbano peronista decidieron en octubre no movilizar a su gente porque en septiembre ya se habían asegurado sus concejales, ahí tenés los 14 puntos que remontó Santilli. A esto le podés agregar que la Boleta Única evitó los dos o tres puntitos que históricamente te roba el peronismo. Por algo Máximo, Massa y Kicillof se la pasaron quejándose del nuevo sistema. Ellos saben.

Por todo esto y, contrariamente a lo que mucha gente piensa, en el fondo lo importante no es el resultado electoral sino la posibilidad de que Milei, a partir de los números obtenidos, deje de ser esa adorable bestia peluda que tanto nos entretuvo y se transforme en un estadista.

A los efectos de esta página, convendría que el presidente siga loco como un plumero. Tengo algunos premios en mi biblioteca, pero los 4 Premios Mandril que me gané en los últimos dos años son todo un orgullo. Obviamente no puedo ni competir con Bonelli, con Pagni o con Melconian que, para poder exponer en sus casas todos los Premios Mandril que se ganaron, tendrían que mudarse.

Acotación al margen: son muchos los que tiene la biblioteca llena de premios por haber enfrentado al kirchnerismo, a Moreno, a La Cámpora y a toda esa locura durante años. Empezando por Lanata, Clarin, La Nación, TN y varios más. Milei no tiene ningún premio. Ni él ni Karina ni los Caputo ni las Fuerzas del Cielo ni nadie de ellos. Son guapos ahora. Siempre es bueno recordarlo.

De todos modos, uno debe estar dispuesto a renunciar a seguir ganando Premios Mandril y apostar a que, por el bien del país, Javi haya reflexionado y se transforme en un presidente normal. Todo un mérito si consideramos que habitualmente no tenemos presidentes normales.

Milei arrancó esta nueva etapa bastante bien. Primero peló un tono sorprendentemente medido el domingo a la noche luego del triunfo. Esperábamos poco menos que un reparto de Mandriles equivalente a la entrega de los Oscar, pero no. Todo fue muy sereno, armonioso y lleno de amor. Ni Claudio María Domínguez lo hubiera hecho mejor.

Pasemos por alto que el lunes Santilli fue a un programa de streaming a pelarse, demostrando el flor de dirigente que sumamos al Congreso de la Nación. Seamos piadosos con este muchacho.

Dos días después, el presidente dió un reportaje en televisión sin insultos ni exabruptos. Cualquiera hubiera pensado que ese no era Milei. Finalmente armó una reunión con los gobernadores en la cual hasta le dio un abrazo a Jorge Macri. Un divino.

Sin embargo, estamos en pleno gobierno de LLA y el cuerpo lo sabe. Uno elige creer pero en el aire hay algo sospechoso. ¿Cuánto tiempo les va a durar la civilidad? Aparentemente poco.

De hecho el viernes, mientras todos celebrábamos el final del disparate y el comienzo de una nueva era, una noticia sacudió a la política nacional: rajaron al Jefe de Gabinete Guillermo Francos, el único tipo del gobierno que más o menos sabía algo de política, y lo reemplazaron por Manuel Adorni.

Todo bien con el vocero presidencial, pero reconozcamos que es un periodista con escaso recorrido político que, luego de jurar y recontra jurar que en diciembre asumiría como legislador y que jamás sería un candidato testimonial, en un minuto se transformó en el primer testimonial de LLA. Raro.

En este contexto reapareció Cristina, una vez más, con una carta de cuatro páginas. Un plomazo. Si yo fuera Milei la indultaría solo para que pueda volver a hablar y deje de escribir. En realidad no sé que es peor, si que hable o que escriba.

No obstante eso, hay que destacar dos cosas de su carta. Una que es verdad y otra que es mentira.

La mentira es que ella define a todo lo que no es peronista como antiperonista o gorila. Lo dice siempre y es una burrada atómica. Hay millones de demócratas, tanto progresistas como conservadores, que priorizan los valores republicanos, que no son peronistas pero que tampoco son fanáticos gorilas.

Cristina insiste con esa idea cuya mejor expresión estuvo a cargo del Gran Alberto, Capitán de Mar y Tierra, cuando en la noche del triunfo de 2019 cerró el acto junto a Ella al grito de “gracias, gracias, el gobierno ha vuelto a manos de los argentinos”. O sea, para ellos la Argentina estaba gobernada por el yugoslavo Mauricio Macri. Es decir, o votás por ellos o no sos argentino. Este dato lo hemos marcado mil veces pero siempre es bueno recordarlo. Como a Pepe Albistur y su balde de pochoclo.

La parte verdadera de la carta es la posdata cuando recuerda la frase de Churchill sobre cómo hacer para desempeñar un papel en el mundo: “Estudie historia, estudie historia y estudie historia”. Fue el error de Macri y es hoy el de Milei. También el de Cristina que ahora paga su deuda con la sociedad por los delitos cometidos.

Podría aprovechar el tiempo libre Ella misma para estudiar un poco de historia al menos un par de horitas por día, mientras le pone WD-40 a la tobillera.

Después de lo del domingo, lo único que le falta es que la bisagrita le haga chirrido.

Fuente: Clarín