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Desconocen la manera más eficaz de tratar al señor presidente Milei.

El presidente Alberto Fernández, inicia su último semestre en la Casa Rosada. A lo largo del mandato que llega a su fin, demostró una incapacidad total para enfrentar a su peor enemiga, Cristina Kirchner, que lo humilló de la peor manera y lo dejó a merced de La Cámpora, que aprovechó cada oportunidad para mostrar que nunca tuvo una pequeña cuota de poder.

La maniobra, temeraria, golpista y propia de un pirata o aventurero en desgracia, va camino a otro fracaso de la Vice en su cruzada contra los jueces.

El Presidente, que nunca tuvo poder real, ahora atraviesa su peor momento ya que a nadie le importa lo que diga o haga, cayendo en esta figura del "pato rengo", palabras que se usa en política para referirse a quienes al comenzar a perder el poder son objeto de ignorancia por parte de hasta sus servidores más humildes.

Alberto Fernández será usado otra vez por su "majestad" Cristina y La Cámpora para hacer otro negocio, comprando un nuevo Tango 01 por más de 22 millones de dólares. En un país con más del 50% de pobres que no llegan a comer ni una vez por día, la compra es un acto no solo inmoral sino criminal...

No nos podemos dar el lujo de que se nos caiga Alberto. Mejor tener en la Rosada a uno que vende autos y no a uno que los roba.

No es la primera vez que un presidente se lleva mal con su vice en el país, pero el cortocircuito entre Alberto y Cristina difiere de otros de la historia reciente.

Los gobernantes y dirigentes políticos de Europa y América del Norte lo miran con pena y se preguntan, ¿habrá tenido respeto por si mismo alguna vez este tipo?...

Los argentinos podemos decir cualquier cosa de nuestro presidente pero jamás debemos permitir que lo insulten desde afuera. “Pelele” o “títere”, como le dijeron en Caracas, son barbaridades que se dicen fronteras adentro, siempre con respeto obviamente.

Las fotos de hace 4.600 millones de años tomadas por el telescopio Webb llegaron justo cuando conmemorábamos la otra gran foto del pasado: la de la festichola en Olivos. El mágico instante en que todo les explotó.