Inicio Editorial Ahora Cristina, va por todo en serio… – Por: Daniel Salmoral

Ahora Cristina, va por todo en serio… – Por: Daniel Salmoral

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DANIEL SALMORAL.- Mientras los argentinos tratan de no perecer en su lucha contra el coronavirus, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sus dos hijos y la caterva de impresentables que la siguen como a un misachico, avanzan sobre el Poder Judicial apretando a jueces y camaristas con la intención de quitarle las causas penales que tiene en la Justicia, la mayoría de ellas ya en juicios, para que así pueda disfrutar, ya tranquila. del botín que le robó a los argentinos, sobre todo a los más pobres, en nombre de una ilusoria revolución social.

Lo que buscan, en síntesis, es impunidad.

Quienes la apoyaron y la siguen apoyando, están convencidos que ya falta poco para que lo que consideran una verdadera persecución judicial cese y entonces, ya sin otras cuestiones que la preocupen, ocuparse de la gestión de gobierno del que forma parte e imprimirle su impronta y un estilo muy parecido al que puso en práctica durante sus pasados dos períodos.

Sostienen, sus más fieles seguidores, que entonces habrá llegado por fin la hora de «ir por todo».

Cuando la ahora titular del Senado Nacional ocupaba la presidencia, ya tenía en mente la idea de «ir por todo», es decir por el poder supremo, pero entonces no lo pudo concretar porque aparecieron, entre otros, legisladores molestos como Sergio Massa, hoy otra vez un fiel seguidor suyo, que por entonces les hacía creer a los argentinos que él en verdad era un hombre honesto y respetuoso de la Constitución y las leyes.

En aquellos tiempos, «Humoman», nombre con el que se lo conoce al hombre de Tigre en todos los ámbitos de la política, se opuso tenazmente a su reelección indefinida y truncó sus sueños de convertirse en la versión femenina del venezolano Hugo Chávez.

También por aquellos años, tenía al frente a un enemigo del mismo palo, que escribía en los principales diarios del país, incendiarias columnas en su contra denunciando actos de corrupción y complots para zafar de la incómoda y preocupante acusación que comenzaba a ganar terreno en la opinión pública que decía que en la firma del memorándum con Irán, podría estar la figura de «traición a la patria»

Ese hombre era, Alberto Fernández.

Pero esos tiempos, por la dinámica particular que tiene el peronismo ya quedaron atrás, los rencores fueron dejados de lado y de nuevo, todos juntos, caminan hacia un futuro mejor, para ellos obviamente.

Alentada por el apoyo de sus incondicionales y aprovechando que la sociedad está «entretenida» escapando de las garras del COVID-19 y viendo que jueces y camaristas obsecuentes le comienzan a sacar de encima las denuncias y causas judiciales donde ya están prácticamente probadas todas sus fechorías, la ex presidenta se prepara para ocupar el rol que, está convencida, debe ocupar en verdad en este escenario político.

Así, la «exitosa abogada», vuelve a mostrar que lo que en verdad le importa es lo que le suceda a ella, sus hijos y los integrantes más cercanos de su gavilla, por eso ya mira con otros ojos su futuro porque entiende que si en cuatro meses consiguió que las causas en su contra desaparecieran, ya es tiempo de ir por todo, pero esta vez en serio, por eso empezó a colocar a gente de su mayor confianza en lugares claves y con acceso a enormes recursos.

Fue por eso que instaló para que maneje los multimillonarios fondos de ANSES, luego de la vergonzosa salida del devaluado, Alejandro Vanoli, a una mujer sin experiencia pero de probada lealtad hacia ella como es la ignota para la mayoría de los argentinos, Fernanda Raverta.

Raverta, cuyo único mérito es ser amiga de Máximo Kirchner y la cúpula camporista, pondrá a disposición de Cristina, porque queda claro que no dispondrá de una moneda sin su autorización, la caja más importante de la Argentina y ahora, con el pretexto de atender las urgencias de la pandemia, sin control de ningún tipo.

Pero no sólo eso.

Paralelo a controlar ANSES, ahora va por el manejo de todo el presupuesto nacional a través de los «superpoderes» que le pidió a Alberto Fernández obtenga rápidamente para el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

De lograr esto, cosa en verdad probable dado el alineamiento que tienen la mayoría de los legisladores con la «arquitecta egipcia», Cristina, desde la vice, conseguirá el mismo poder que cuando era presidenta.

Si Cafiero logra tener el manejo del 100% de los recursos nacionales, el Congreso quedará «pintado» y en verdad habrá que preguntarse si tiene sentido que siga existiendo porque el Jefe de Gabinete podrá disponer de los recursos de manera discrecional y con el argumento de luchar contra el virus mortal sin control alguno, dándole de esta manera otro «monedero» inagotable a la vice.

Esto le permitirá disciplinar a gobernadores, intendentes, legisladores y dirigentes políticos variopintos, dispuestos a seguirla a cambio de un «puñado de dólares».

Un fanático cristinista salteño, explica los pasos que vienen así: «Cristina mostró que es la política más inteligente de la Argentina. Ideó un plan maestro. Ponerlo a Alberto (Fernández) de candidato fue brillante porque ahora ella sigue teniendo el poder total pero sin exponerse a los ataques furiosos que siempre le hizo el gorilaje de este país. Alberto sabe que si está dónde está es por ella porque los votos le pertenecen, de manera tal que nunca le objetará ni discutirá sus decisiones. Ahora es el Presidente el que sale al frente por la pandemia pero cuando esto pase, la que en verdad tomará las decisiones de fondo en el gobierno será ella y eso es lo que verdad todos los que eligieron y votaron a este gobierno quieren. Es cómo en la época de Cámpora (Héctor J) y Perón (Juan Domingo). El «Tío» era el presidente pero el que mandaba en verdad era el General», comentó con entusiasmo desbordante.

De esta manera, según lo que afirma y pregona la tropa cristinista, su líder y conductora irá por todo porque ya se habrá sacado de encima «las injustas causas judiciales armadas por las corporaciones, Mauricio Macri y Héctor Magnetto, el CEO del Grupo Clarín», por lo que no tendrá problemas ya para gobernar el país y dejarle a Alberto, las cuestiones protocolares.

Al parecer estos serían sus planes pero habría que hacerse algunas preguntas:

¿Estará Alberto Fernández dispuesto a subordinarse dócilmente a los deseos de poder absoluto de su vicepresidenta y pasar a ocupar un rol decorativo en su propio gobierno?

¿Estarán los legisladores/as del Parlamento argentino dispuestos/as a avalar su propia desaparición?

¿Estarán los/as republicanos/as y demócratas del Poder Judicial resignados/as a que se instale la impunidad en la República y se pierda definitivamente el Estado de Derecho?,

Y la más importante, ¿estará dispuesta la sociedad argentina a dejar que las delirantes aspiraciones de una mujer sin valores y con un alto espíritu delincuencial tire a las cloacas la lucha y los anhelos de tantos hombres y mujeres que dieron su vida por este país?

Cristina, acelera la presión sobre todos los sectores y espera que muy pronto, apenas ceda la crisis sanitaria, pueda ya tener la suma del poder público y ya sin legisladores ni jueces molestos y con la mayoría del pueblo argentino rendido a sus piés, comenzar a gobernar dejándole a Alberto sólo las cuestiones protocolares.

La señora entiende que no hay tiempo que perder.

Sabe que hay que empezar sin pérdida de tiempo a trabajar para que su hijo, Máximo, pueda mantener el poder en la familia más allá del 2023.

Está convencida que su hijo, con ella tutelando, será quién terminará de materializar los sueños que junto a Néstor Kirchner comenzaron a elaborar en esas frías noches del invierno patagónico, tan sólo algunas décadas atrás.

Piensa que a pesar de la persecuta de los últimos cuatro años a la que la sometieron la gestión macrista y la corporación judicial, un futuro de gloria la está esperando.

Está segura, en pocas palabras, que la historia ya le tiene reservado un lugar muy especial en sus páginas.

Fuente: danielsalmoral.com.ar